Categoríacamino de santiago

Estoy completamente desenganchado de internet. El otro día me conecté y pude comprobarlo. Nada más iniciar la sesión en el msn (la primera en todo el viaje) ya me dieron ganas de cerrar el maldito ordenador. Tengo más de 200 mails por leer (los siento chicos) y perdonar que tenga abandonaditos vuestros blogs y mis comentarios. Estoy en una burbuja aislado del mundo y me encanta. No tengo necesidad de nada más. Sólo os diré un detalle más, mi iPod sólo se conecta para descargar las fotos de la cámara. Faltan unas dos semanas y tengo la sensación de que se está acabando. Un poco triste el día de hoy, quizá sea la lluvia…

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Estos últimos días he disfrutado verdaderamente del camino. Atrás quedaron el sufrimiento, las ampollas y el desánimo. Por fin un camino entre risas, canciones y mucho inglés. Quién me lo iba a decir que en el camino iba a hacer un intensivo. Ahora cuando me preguntan por qué he venido, lo tengo claro. Para aprender inglés :P

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Resumen rápido

En todos estos días han pasado muchas cosas (como es normal, no?). Me he destrozado los pies. Tengo 7 ampollas, 3 de las cuales me obligarán a visitar al médico mañana en Burgos. Tengo dos rozaduras enormes en la parte posterior de ambos pies, aunque con los parches y el esparadrapo todo arreglado. Mis rodillas no están muy finas, pero como otros detalles físicos sin importancia no son dignos de comentar.

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Primero decir que estoy puteadísimo con la conexión. Se me ha cortado cuando iba a publicar un megapost resumen de los 3 días. Cabrones!! Podian avisar! Resumo:

Primer día

Cambio de planes. Llegada a pamplona tras una noche movidita. En el vagón todo el mundo estaba de fiesta y no nos dejaron dormir. Paseando por Pamplona vimos el ambiente tan asqueroso que se cocía. Borrachos por todas partes, durmiendo en cualquier parte… Un edor horrible a vómitos y a alcohol. Indescriptible. Como descubrimos que a las 9 salía un autobús a roncesvalles decidimos cogerlo. Pensamos quedarnos el día allí y continuar con nuestro calendario pero nos animaron a emprender la marcha a las 11.30. Una etapa dura pero bien llevada. Eso sí, llegamos exaustos. Balance del día: una ampolla.
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